Exposición: La parafernalia del consumo
Décadas de dialogo, reflexión y cuestionamiento, buscando respuestas a la vulnerabilidad, exclusión e incomprensión.
Desde la perspectiva de la salud pública, las estrategias de reducción del daño reconocen que las personas que no pueden o no están en capacidad de abstenerse del consumo, pueden tomar decisiones que contribuyan a proteger su propia salud, la de sus familias y comunidades. Se refiere, en esencia a políticas, programas y prácticas que tratan de reducir los daños asociados con el uso de drogas psicoactivas sin el requerimiento necesario de la terminación de uso. Asimismo, acepta que algunas personas que utilizan drogas no necesitan tratamiento. En Colombia, uno de los componentes del Plan Nacional para la Promoción de la salud, la prevención y la atención del consumo de sustancias psicoactivas, 2014-2021, es la reducción de daños, la cual incluye la entrega de elementos de administración segura de sustancias, el monitoreo de salud y el acceso a servicios de bajo umbral, entre otras.
Esta exposición cuenta con sesenta y seis piezas, propiedad de la Fundación Ponte en mi lugar, que permiten observar como en Colombia, los usadores de sustancias psicoactivas, se relacionan con el artilugio de su consumo, dentro del frágil y duro contexto de la vida en la calle. Además, brinda la oportunidad de conocer proyectos de países europeos, abanderados en las políticas de reducción daño y riesgo de las SPA, a través de algunos ejemplos de kits especializados en el cuidado de la salud del consumidor.
Con el apoyo del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas – CESED de la Facultad de Economía, el Centro de Apoyo y el Centro Cultural de la Decanatura de Estudiantes de la Universidad de los Andes, esta muestra ofrece a los espectadores la oportunidad de conocer y sensibilizarse sobre la importancia de la prevención y de la reducción de riesgos y daños en el consumo de drogas, para tratar la adicción como un problema de salud pública que nos afecta a todos como comunidad y verlo a través de las experiencias de aquellos que la padecen.
La Exposición
La primera parte de la exposición pretende acercar al público a la realidad, a la creatividad y a la humanidad que hay detrás de la parafernalia utilizada por los consumidores de basuco en la ciudad de Bogotá, por medio de las piezas expuestas, recogidas a lo largo de los años, por la Fundación Ponte en mi lugar. A través de la exposición del objeto, queremos generar reflexiones en torno a la peligrosidad del mismo (por los materiales utilizados, por el estado poco higiénico de los mismos), al tiempo que, a la creatividad de los usuarios, no solo en la estética de las pipas utilizadas sino en la recursividad para tener un consumo menos riesgoso.
La segunda parte de la exposición pone en contexto el uso de estos artefactos en la Bogotá de los años 1990 y 2000. Allí, se encuentran las fotos y videos de los dueños de los artefactos, y se evidencian las huellas físicas del consumo de basuco. La forma de consumo de la sustancia, y no solo la sustancia, permite ver los problemas dermatológicos y de salud que quienes las usan soportan.
La tercera parte de la muestra expone ejemplos de las salas de uso supervisado que existen a nivel global. Las Salas de Uso Supervisado (SUS) se definen como espacios en los se pueden usar sustancias psicoactivas ilegales en condiciones seguras e higiénicas, bajo la supervisión profesional, libre de sanciones penales por porte, consumo o uso del inmueble para ello. La invitación es a entender esta estrategia como una medida de salud pública y de reducción del daño, dirigida principalmente a usuarios de drogas que están en situación de vulnerabilidad y que tienen dificultades para acceder a los servicios de atención médica y social. Las salas no están pensadas para el uso recreativo y experimental esporádico, sino que focalizan su atención en poblaciones que tienen un consumo problemático y riesgoso, a las que hacemos referencia en esta muestra.
La cercanía con los kits sépticos de las salas de uso supervisado existentes en algunos países, así como la disposición de un espacio físico digno para el uso de dichas sustancias, pretende acercar al público con otras dimensiones, con otras posibilidades distintas a la exclusión social y/o la abstinencia.
Los Expositores
Fundación Ponte en mi Lugar
La Fundación Ponte en mi Lugar se crea en el círculo de la familia Torres Ramírez, hace más de 50 años, con el ideal de ayudar a personas en situación de vulnerabilidad, en especial niños y adultos habitantes de la calle, ofreciéndoles un espacio social digno para así, mejorar sus condiciones.
Esto ha sido posible gracias al trabajo de voluntarios que se han vinculado con el proyecto y, por medio de programas de sensibilización, salud, educación y divertimento. Con el apoyo de la Universidad Jorge Tadeo Lozano se inició el primer trabajo de calle, realizando campañas para llevar bienestar a la población. Con la ayuda de la Universidad del Rosario, fundaron su primera sede, en la ya desaparecida Calle del Cartucho y hoy, operan en el barrio de la Candelaria Antigua, en una casa restaurada por el arquitecto Luis Eduardo Hoyos, desde la cual pueden ayudar a más de 60 niños y sus familias.
Asimismo, en conjunto con el Colegio de la Candelaria, se crea el Diplomado de Reducción de Riesgos y Daños de Sustancias Psicoactivas en Contextos Educativos, bajo la dirección de Vladimir Torres Ramírez, con la participación de las personas que han sido beneficiarias del apoyo de la Fundación, empleando las investigaciones que se han realizado alrededor del mundo sobre el tema.